Eso sí, por mucho encanto que tenga (que en el fondo eso sólo sentimentalismo y nostalgia de otros tiempos), este desaparecerá en gran medida el día que mis amigos (sin duda, lo mejor de esos años que pasé allí) abandonen la capital. Menos mal que son muchos y alguno siempre quedará, que es lo que importa.
Esta tarde me voy a Madrid, no me pilla en mis mejores momentos, pero me ilusiona bastante.
Y eso es bueno
"Allá donde se cruzan los caminos,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
donde el mar no se puede concebir,
donde regresa siempre el fugitivo,
pongamos que hablo de Madrid."
1 comentario:
Anda que no... también me gustaría ir un fin de semana para allá, pero me queda lejos! ;)))
Un abrazo,
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