
Esta mañana, en la caminata entre la obra de mi bar (que por cierto, mola un montón, aunque ahora mismo sólo sea un local vacío forrado de plásticos negros) y mi coche, una fuerza extraña empezó a actuar dentro de mí, no sabía lo que pasaba, pero algo estaba guiando mis pasos. Tras el desconcierto inicial me dejé llevar, sólo para descubrir momentos después de donde provenía tan misterioso magnetismo: por descuido había pasado demasiado cerca de "Crash Comics" y estaba atrapado en sus redes...
Entré, que remedio, y descubrí el foco de tan maléfico poder.
No tuve más remedio que matarlo metiéndolo en una bolsa de plástico y echándolo al maletero de mi coche.
No subestimes el poder de un friki.